Los presos venezolanos comen ratas para matar el hambre

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La desnutrición afecta ya a mas del 80 por ciento de la población reclusa en el país.



El recluso Alejandro Manuel Mago Coraspe, en el hospital tras haberse comido una rata en prisión



En los tiempos que corren, a veces, es necesario comer basura o en este caso ratas para alimentarse. Alejandro Manuel Mago Coraspe, un venezolano de 41 años, tuvo que aliviar su hambre cazando ratas hasta que una de ellas, infectada, le mandó directo al hospital Ruiz y Páez de Ciudad Bolívar, al sur del país. 


El enfermo padece un cuadro severo de desnutrición e intoxicación por comerse  una rata probablemente envenenada. Su salud es precaria, tiene las piernas y los pies inflamados pero eso no ha frenado su mensaje a la ONG "Una ventana una libertad" que lucha por los derechos humanos en las carceles venezolanas.


«Yo las he comido varias veces, por la necesidad, por el hambre. Pero las que me comí recientemente no las mate yo, las agarré muertas del contenedor de basura que tenemos en el penal. Las cocinamos, pero quedaron como crudas. Así mismo las comimos. Yo creo que estaban envenenadas y por eso me cayeron mal. Las otras que me he comido las he matado yo» contó Alejandro en la cama de la clínica.

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